VIAJE A CUENCA CON VISITA A LA CATEDRA, MUSEO CATEDRALICIO Y MUSEO ARQUEOLÓGICO

Día 17 de Febrero de 2018

Salimos de Madrid del sitio y a la hora de costumbre con dirección a Cuenca, con un frío y una niebla muy propios del mes de febrero, pero al poco tiempo de llegar salió el sol y nos hizo un día precioso.

Primero fuimos a la Catedral de Santa María y San Julián, donde nos esperaba el Archivero de la misma para explicarnos su historia y enseñárnosla sin dejar un recodo.

La catedral de Cuenca fue construida sobre una antigua mezquita árabe, al ser tomada la ciudad por Alfonso VIII, en el siglo XII y a instancias de su esposa Leonor de Plantagenet, y fue la primera catedral de Castilla, junto con la de Ávila construidas en estilo gótico, aunque en aquella época predominaba el románico, pero la influencia normanda en la corte del rey Alfonso VIII determina la construcción en este estilo. En 1208 se produce la consagración como iglesia catedral basílica de Nuestra Señora de Gracia. En el siglo XVIII Ventura Rodríguez realiza varios altares, en especial el de la Capilla Mayor. En la actualidad sus estilos son: gótico, barroco y neogótico, siendo la última remodelación en el s. XX, sin que se terminaran las torres laterales. No obstante, permanecen los planes de concluir la catedral. Las últimas intervenciones, hasta el momento, han sido completar las vidrieras desaparecidas con vitrales abstractos. Nos sorprendió su luminosidad.

El señor Archivero nos fue explicando con todo detalle capilla por capilla. La Capilla o Altar Mayor destaca por sus tres rejas del siglo XVI obra de Juan Francés, siendo la central la más importante. En el año 1752 se construyó el nuevo Altar Mayor, en estilo neoclásico, proyectado por Ventura Rodríguez. Está construido en mármol y jaspe. La doble girola data del siglo XIII y para ello hubieron de derribarse los ábsides en los que terminaban las naves laterales.

El coro está situado en el centro de la catedral, frente al altar mayor, que es una originalidad de las catedrales góticas de España. La nave central recibe el nombre de nave de los Reyes. La sillería está construida en madera de nogal, es del siglo XVIII. Del anterior coro gótico sólo se conserva la Virgen de alabastro situada encima del sitial del obispo, pues éste se encuentra ahora en la Colegiata de Belmonte (Cuenca). El trascoro es de estilo plateresco.

Junto a la entrada de la Capilla de los Apóstoles, hay un comulgatorio con reja de círculos secantes formando estrellas.

La Capilla Bautismal o de San Antolín es la más antigua de la Catedral, del siglo XIII. Tiene bóvedas de crucería con nervios de espinazo apoyados en ménsulas y tiene una banda mudéjar en el muro izquierdo, lo que hace suponer que su autor debió ser de origen español.

La Capilla Nueva de San Julián, fue proyectado por Ventura Rodríguez a mediados del siglo XVIII. El altar está realizado en mármol, jaspe y bronce, con medallones en altorrelieve y estatuas alegóricas, su estilo es eminente barroco. El interior de la capilla está decorado con la representación de la vida de San Julián: el martirio del santo de la mano de la Virgen, su bautismo y los milagros atribuidos al santo. En el año 1760 se trasladaron los restos de San Julián al nuevo altar. En la actualidad hay una urna vacía, pues en 1936, durante la Guerra Civil Española, fue quemado el cuerpo en uno de los patios del Palacio Arzobispal y la urna de plata donde descansaba el santo fue fundida.

La Capilla de los Caballeros es la más importante de la Catedral. Fundada en el siglo XIII por don García Álvarez de Albornoz y su esposa doña Teresa de Luna, cuyo sepulcro, en el suelo, destaca la cabeza y las manos de piedra blanca en relieve sobre la pizarra negra en la que se ha grabado la silueta del cuerpo. El sepulcro es obra del siglo XIV. Es el único resto que nos queda de la anterior capilla del siglo XIII.

Antes de entrar en la Sacristía Mayor, encontramos un espacio llamado antesacristía que en realidad sirve como lazo de unión entre la girola y la sacristía. En la antesacristía encontramos la portada de acceso, donde podemos ver blasones e imágenes religiosas, así como unas tallas de madera policromada de San Pedro, San Pablo y la Asunción que fueron añadidas en el siglo XVI. Al lado de la portada encontramos el aguamanil utilizado por los canónigos para lavarse las manos antes de la misa. Se trata de una pila del siglo XVII realizada en mármol. Ya en el interior de la sacristía, en el techo de la sala destaca un artesonado renacentista del siglo XVI, posteriormente fue pintado en el siglo XVIII en estilo plateresco, en el centro encontramos una mesa de mármol rosa con tablero de una sola pieza de 1758.

La Capilla del Corazón de Jesús o Capilla Honda, porque su último nombre corresponde al estar situada en el subsuelo de la Catedral. En esta capilla se venera a la Virgen románica que llevaba Alfonso VIII al entrar en la ciudad de Cuenca, de donde recibió el nombre de Capilla de la Virgen de las Batallas.

Claustro: Ha sufrido diversas remodelaciones, la principal fue con motivo del derrumbamiento de la Torre de las Campanas en 1902 por la caída de un rayo. Se trata de un claustro monumental, sobrio, con columnas de orden dórico romano.

Como ya no nos quedaba un lugar de la catedral por ver y explicar, el señor Archivero nos llevó a ver el trabajo que había realizado en la biblioteca de la catedral. Estanterías y estanterías llenas de libros antiguos e infinidad de legajos ordenadamente señalados, lo que nos demostraba el ingente trabajo que esta encantadora persona había realizado en sus muchos años como archivero.

Después, como siempre, una opípara comida en un precioso restaurante de las afueras de Cuenca y en la que no podía faltar el típico morteruelo.

Sin apenar poder movernos, regresamos a Cuenca para visitar el Museo Arqueológico, que se asienta en La Casa Curato de San Martín. En las salas de sus tres pisos se exhiben restos arqueológicos del periodo prehistórico, romano, visigodo y árabe. Tiene unas piezas muy interesantes. Las que más destacan son las piezas fenicias y griegas, los objetos extraídos de las ciudades romanas que se levantaron hace siglos en Cuenca (Valeria, Ercávica y Segóbriga…), los restos de ajuares de los cementerios góticos de Belmontejo o Villar de la Encina y las piezas de los monasterios carmelitas.

Hacia el año 50 a.C. surge en Arezzo (Italia) un nuevo tipo de cerámica caracterizado por presentar un barniz rojo muy fino y por ir decorada con escenas y motivos en relieve, su fabricación se hacía con moldes y el alfarero sellaba con su firma, esta cerámica es conocida como «TERRA SIGILATA». Este sistema de fabricación industrial monopolizó el comercio y el gusto de todas las zonas romanizadas.

«Pequeño disco de plomo opistógrafo de forma circular. Se trata de una «defixio» (maldición) con un texto bilingüe en griego y latín; ambos textos están escritos en espirales de fuera a dentro, en letra cursiva que van decreciendo gradualmente. hallado en 1.987 en el yacimiento de Barchín del Hoyo, a la entrada de un poblado ibérico floreciente en el S. IV a.C. y abandonado hacia el año 210 a.C».

Inscripción: «Pro me pro meis devotos defixos inferis / devotos defixos inferis Timen et Nici/am et ceteros quos merito / devovi supr (a pro)me / pro mei(s) / Timen / Nician / Nicia (n)».

 

Traducción del anverso: «Por mí y por los míos a los (dioses) del Hades doy, entrego a Nicias y a Time y los demás a los (que) justamente maldije».

 

Traducción del reverso: «Por mí, por los míos (entrego) maldecidos (y) ligados a los (dioses) infernales, maldecidos (y) ligados a los (dioses) infernales a Time y Nicias y a los demás a los que con razón maldije antes. Por mí, por los míos, a Time, a Nicias, a Nician».

 

La visita a Cuenca fue muy interesante e instructiva, pero las escaleras y las cuestas de esta preciosa ciudad son “un rompepiernas” por lo que la mayoría vinimos muy cansados. Mereció la pena y ya estamos dispuestos para la próxima.