RUTA POR EL TAJO DESDE EXTREMADURA A CASTELO BRANCO (PORTUGAL) Y VISITA A VALENCIA DE ALCÁNTARA (CÁCERES)
Días 19, 20 y 21 de Mayo de 2017

Salimos el viernes por la tarde con la consiguiente parada a medio camino para tomar un refresco y seguir ruta hacia Valencia de Alcántara y alojarnos en el Hotel “La Ibérica” tan conocido por toda la Asociación. Al día siguiente, después del desayuno, de nuevo al autobús para coger el barco en el Pantano del Cedillo para hacer un viaje de aproximadamente hora y media y en el que nos avisan de que seguramente podremos ver buitres coronados y cigüeñas negras (si aparecen), pero cosa curiosa, solo las ve el capitán del barco. Pero la verdad es que el recorrido del río Tajo es tan bonito, metido en el fondo de los verdes bosques y el cielo azul reflejado en él que apenas nos importa, El recorrido hasta Castelo Branco en Portugal es una maravilla de paisaje.

Al desembarcar era hora de comer (pero en Portugal como en Canarias, una hora menos) el autobús nos llevó a una finca preciosa, con un restaurante no menos bonito en el que comimos estupendamente.

Un autobús nos llevó al centro de Castelo Branco y allí iniciamos nuestra visita, paseando por las calles de la ciudad llegamos a la Catedral de Castelo Branco (en portugués Igreja de São Miguel, Igreja Matriz o Sé Catedral de Castelo Branco) es la sede del obispo de Castelo Branco. Existen referencias de su existencia en 1213 y su propiedad se atribuye a los Templarios. Originalmente de trazado medieval, fue modificada a lo largo de los siglos, quedando visibles en la actualidad en su mayoría los elementos barrocos y rococó. La iglesia fue clasificada por el Instituto de Gestão do Património Arquitectónico e Arqueológico portugués como «inmueble de interés público» en 1978. La fachada casi no tiene adornos. Sólo tiene una sola nave, separada de la capilla mayor por un hermoso arco renacentista con el escudo de armas del obispo en la parte superior.

A continuación pasamos a ver el Jardín del Paço Episcopal, que fue construido en el siglo XVIII por iniciativa del primer obispo de Castelo Branco, D. João de Mendonça, este es uno de los más bellos jardines barrocos portugueses. Formado por cuadros florales, juegos de agua, escaleras y numerosas estatuas que representan los signos del Zodíaco, las estaciones y los meses del año y los monarcas portugueses, el Jardín del Paço Episcopal es un espacio agradable para pasear y relajarse, justo al lado del antiguo palacio episcopal, donde hoy se encuentra el Museo Francisco Tavares Proença Júnior.

Una vez terminada la visita nos recogió el autocar para llevarnos de nuevo al embarcadero y regresar a Valencia de Alcántara para descansar de tan intenso y agradable día.

La mañana siguiente, domingo, la dedicamos a ver de nuevo Valencia de Alcántara con un guía local. Es un municipio de la provincia de Cáceres, posee el título de «Muy noble, antigua y leal Villa». Limita con Portugal y la provincia de Badajoz. Su proximidad a la frontera lusa dio a Valencia de Alcántara una gran importancia histórica en la Edad Moderna. Entre 1.644 y 1.668 Valencia de Alcántara perteneció al Reino de Portugal, y entre el S. XVII y el XVIII se construyeron los monumentos más importantes de la localidad, si bien el municipio es más conocido por sus dólmenes prehistóricos.

Seguimos nuestro recorrido pasando por la Iglesia de la Encarnación (S. XV), que consta de tres naves en crucero con bóvedas lisas de rosca y cúpula, más dos torres y una espadaña. Destaca el retablo del Altar Mayor en el que se venera desde 1.624 la imagen de grandes dimensiones del Cristo de la Buena Muerte. Continuamos hasta la Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador. Es de estilo gótico y data del siglo XVI, con portada del siglo XVIII. Fue declarada Monumento histórico-artístico en 1982. Esta iglesia está construida sobre otra románica, de la que se aprovecharon los muros traseros.

En este templo tuvo lugar en 1497 el enlace regio entre la princesa Isabel, primogénita de los Reyes Católicos y el rey de Portugal Manuel «el Afortunado», asistiendo al compromiso la propia reina Isabel de Castilla. Del mobiliario interior destacan la tabla de «La Virgen con el Niño y los Stos. Juanes», de Luis de Morales, la talla del «Cristo de las Batallas», de Alonso de Berruguete y el retablo mayor, obra del taller de Churriguera.

Después fuimos a visitar el Barrio Judío y la Sinagoga. El barrio judío-gótico está declarado Conjunto histórico-artístico, y en él pueden verse la sinagoga de Valencia de Alcántara (S. XIV-XV), actualmente reformada y similar a la sinagoga de Tomar (Portugal); en el barrio centenares de portales ojivales; y numerosos palacios y casonas que ostentan en sus fachadas blasones de gran detalle y riqueza Sus casas están caracterizadas por su estrechez y verticalidad, construida en mampostería y con marcos de cantería ubicados en puertas, escaleras y ventanas. Estas viviendas son angostas y profundas, con una fachada estrecha y siempre a dos alturas. En la parte baja se abre un único vano, la puerta de entrada, enmarcada con piedra de granito en estilo, casi siempre ojival, con una ventana en la parte superior también de cantería y rematada con un alero compuesto sobre lanchas de pizarra.

La sinagoga, por su volumen, elementos arquitectónicos y contexto urbano, la construcción del edificio se remonta a finales del S. XIV, principios del S. XV, época en la que la comunidad judía tuvo una gran importancia económica y social en esta región fronteriza. Se trata de un edificio con tejado a cuatro aguas, de un solo piso elevado y originariamente cuadrangular, según parece modelo habitual en las sinagogas sefarditas. En nuestro recorrido también pasamos por la “Puerta de las Huertas”, del siglo XV, única que se conserva del conjunto amurallado.

Recorrida Valencia de Alcántara en todo su conjunto, fuimos a visitar el Acueducto Romano, que se encuentra cerca de la ciudad, pero la conductora del autobús nos hizo hacer el recorrido a pie, lo malo no era la distancia, sino el calor que a esas horas del día hacía.

De la original obra romana que daría ser a la arquería o puente del acueducto, restan en la actualidad tres arcos íntegros, un cuarto semicompleto y cegado, y vestigios de un quinto, en serie todos ellos y ubicados en la esquina oriental del sifón que cruza el valle y sigue salvando las aguas del arroyo Peje. Ha sido muy modificado principalmente en el siglo XVI, y es el que suministraba agua a la villa de Valencia de Alcántara.

Después de esta visita, con vuelta andando hacia el autobús, fuimos a comer al “Conventito” de San Pedro de Alcántara, de grato recuerdo para todos nosotros por lo bien que se come y el buen trato que nos dispensan. Y regreso a Madrid.