El Alto Alentejo (Portugal)
13, 14, 15 de Febrero 2015

Salimos el viernes día 13 después de comer, para dirigirnos hacia Portugal. La salida hacia la carretera de Extremadura fue un poco complicada ya que iban todas ellas con gran afluencia de vehículos, y hubo que dar una serie de vueltas antes de incorporarnos a la A-5. Hicimos una parada pasado Navalmoral, y después todo seguido hasta llegar a Castelo de Vide (Portugal).

Nos recibió un temporal, y mientras se calentaban las habitaciones del hotel, algunos nos fuimos a dar una vuelta. La visita resultó fantasmagórica ya que había niebla, llovía, hacía frío y soplaba un fuerte viento, lo que dificultaba el tránsito por las empinadas calles, lo que nos hizo volver pronto al hotel.

A la mañana siguiente cuando salimos hacia el Menhir de Pávoa da Meada el tiempo seguía desagradable. Para acceder a él nos pusieron un microbús, ya que el autocar que llevamos era demasiado largo para la amplitud de esas carreteras.

El menhir está colocado en un espacio abierto para poder ser mejor contemplado. Tiene una altura aproximada de siete con veinte metros, y pesa alrededor de diez y ocho toneladas. Después de observarlo y fotografiarlo, nos dirigimos hacia el dolmen de Pombal, que está cubierto de distintos materiales. En su interior se encuentran tres ortostatos que constituyen las paredes, y el situado en la parte superior hace las veces de tejado. Todavía hoy en día se sigue utilizando, aunque no sabemos muy bien si como refugio de pastor, perro u otro animal.

Salimos de aquella zona para dirigirnos a la ermita de la Virgen de la Penha, que se encuentra situada al norte de la sierra, desde donde se divisa Castel de Vide, el río Sever y un paisaje variado de prados, castaños, madroños y robles. El acceso a la ermita es por una escarpada escalera. Próxima al final hay una leyenda en la que se indica que para lograr un deseo es necesario sentarse en la silla y rezar la plegaria que contiene la inscripción, la silla cumple pues una doble función: rezar y descansar.

La ermita está cerrada por una verja, en su interior se contempla una Virgen de pequeñas dimensiones con su Hijo en el regazo. Interiormente las paredes y la cúpula están decoradas con azulejos en tonos azules y amarillos. Concluida la visita nos dirigimos a comer.

Por la tarde nos esperaba el guía para empezar nuestro recorrido por Castelo de Vide. Pertenece al distrito de Portoalegre, en la región del alto Alentejo. Esta zona vive de la ganadería, los vinos y la forja. Los alentejanos son gente tranquila al igual que sus gatos, que se pasean pausadamente por las calles entre las macetas que adornan las casas, y a los que no importaba demasiado la lluvia. Hicimos nuestra primera parada ante la estatua de Pedro V, en la Plaza de Santa María. Dicho rey había visitado la ciudad un mes antes de fallecer comentando que dicho lugar ”era la Sintra del Alentejo” por su rica vegetación.

Enfrente de la plaza está la Catedral o Iglesia de Santa María Devesa, edificio del siglo XVIII construido sobre otro anterior del siglo XIV. Dispone de una nave central y en la parte superior de las capillas laterales así como en el coro alto se han dispuesto una serie de personajes que se asoman a la nave central. La fachada del edificio está construida en ladrillo, excepto la puerta principal y las esquinas que son de piedra, a los pies se erigen unas torres pequeñas. En la actualidad tan solo se conservan veinticuatro de un total de treinta y dos iglesias que existieron en la ciudad.

Desde allí nos encaminamos hacia el Castillo pasando por el nuevo Ayuntamiento, pues contó con otro anterior en la zona medieval. Una vez en el recinto del Castillo, hubimos de atravesar varias puertas antes de acceder a la Torre del Homenaje, que vista desde abajo semeja una quilla de piedra envolvente. El Castillo se construyó en el siglo XIII, siguiendo las curvas de nivel. Disponía de una muralla que protegía a los distintos barrios y extramuros se localizaban los suburbios. En el interior del Castillo se disponían numerosas calles, en la principal se conservan restos de arquería gótica que corresponden al período medieval así como la fachada del primer Ayuntamiento.

Más adelante llegamos a la Iglesia de Nuestra Señora de la Alegría del siglo XVII. Dispone de un pórtico construido en granito y decorado con azulejos en azul y amarillo. De una sola nave, cubierta igualmente con azulejos, en su cabecera dispone de un arco triunfal decorado con ángeles de colores que dan al conjunto un gran barroquismo.

Continuamos callejeando por calles empinadas con pasamanos en el centro de las mismas y con un suelo empedrado desigual, lo que hacía difícil su tránsito. Llegamos a la Judería donde se encuentra la Sinagoga, este es un edificio de varios pisos, que ha sufrido distintas remodelaciones, y hoy es el Museo, en el se encuentran utensilios de la liturgia judaica y un tabernáculo, también hay una sala con una inscripción en la que figuran los nombres de los condenados por la Inquisición, en otra sala se exponen una serie de cencerros utilizados en la misma época. Su origen se remonta al período en que los judíos fueron expulsados de Castilla para establecerse en Portugal, a unos pocos kilómetros de la frontera extremeña.

Bajamos hasta la Fuente de Mármol de la Villa que está protegida por una cubierta piramidal sobre seis columnas renacentistas. Tiene cuatro caños y sobre ellos la representación de las armas de la villa y del reino. Ante la fuerte tromba de agua y viento, damos por terminada la visita y despedimos al guía.

El domingo amaneció algo mejor, al menos no llovía. Después de desayunar salimos hacía Ammaia. Era una ciudad romana perteneciente a la Lusitania, que gozó de cierta importancia en su época. Fue abandonada en el siglo V a. C y luego en el siglo IX d. C. Por las excavaciones parece que la ciudad después de abandonada sufrió un cataclismo que la sepultó, gracias a ello ha llegado hasta nosotros en bastante buen estado de conservación, aunque por ahora solo se ha excavado una quinta parte del lugar.

El recinto tiene un pequeño Museo ubicado en un antiguo caserón. La primera sala contiene una serie de estelas, la última encontrada está dedicada a un joven llamado Mercurio que en la parte superior debía completarse con una figura de bronce.

En otra sala se han dispuesto numerosas vitrinas en las que se exhiben monedas y cerámica; y en medio de la sala se ha colocado un viejo molino de aceite. Otra sala contiene a un togado joven que lleva una bula colgada; en una vitrina, un adorno en oro, y al lado la estructura del desagüe de la casa romana, además de tinajas, etc.

Salimos del recinto para ir a la zona de las excavaciones. En ellas lo primero que vimos son las estructuras de piedra de las torres de entrada, que dan paso a un enlosado con unas piezas bastante grandes y muy bien conservadas, a continuación restos de columnas pertenecientes al Foro. La mayoría está por excavar.

Salimos del primer recinto, cruzamos la carretera nacional, para aproximarnos a un segundo tramo donde se halla el pódium del Templo de Júpiter y se supone que debió haber otros edificios públicos.

Desde allí nos dirigimos a Marvâo. Este lugar está situado al norte de la Sierra Mamede, al sur del Tajo, en una zona con acantilados rocosos, desde allí se puede ver una vista panorámica que llega hasta la Sierra de la Estrella. Dejamos el bus en la zona de aparcamiento y desde allí subimos hacia el primer recinto de la muralla, maravilloso lugar defensivo que protege el burgo medieval. Es la única fortificación que pervivió desde el siglo XIII hasta el siglo XIX en la frontera entre España y Portugal a pesar de haber participado en todas las guerras. Fue mandado construir por Don Denís en 1226, y se reformó en los siglos XVI-XVII-XVIII. El lugar es de gran belleza, con sus casas blancas adornadas con flores.

La visita hasta el Castillo no pudieron realizarla todos los excursionistas por la distancia y la falta de tiempo, ya que había que ir a la población que se divisaba enfrente para comer y continuar el camino. Salimos de ese lugar, al que habrá que volver en otro momento. Nos dirigimos a San Pedro de Álcantara, para comer opíparamente en el “Caserio de San Pedro de los Majarretes”, antiguo conventín, disponía de una iglesia y un claustro convertido hoy en comedor. Salimos para Madrid, donde llegamos a la hora prevista.