VISITA A LA VILLA ROMANA DE «LA TEJEDA» (PALENCIA) Y EL MONASTERIO DE SAN ZOYLO EN CARRIÓN DE LOS CONDES
Día 9 de Abril de 2016

Salimos a las 8 de la mañana, camino de Quintanilla de la Cueza (Palencia), donde está situada la Villa romana de “La Tejada”. Sin hacer ninguna parada, llegamos a la hora citada. Allí nos esperaba el guía del lugar. Para facilitar la visita de la villa romana fue necesario hacer dos grupos.

El pueblo de Quintanilla de Cueza está situado cerca del río Cueza, un afluente del Carrión. El paisaje es llano y terroso.

Este asentamiento, parece que se inicia en el siglo II d. de C. Está enclavado en una zona cerealista. Tiene su apogeo en los finales de los siglos III y IV, momentos de esplendor en la explotación rural, que exigiría la utilización de un número considerable de “colonos” al servicio de algún señor. Los propietarios de estas tierras pudieron irse enriqueciéndose y, con ello, ampliando el núcleo primitivo hasta alcanzar una notable extensión, pero en el siglo V se abandona de forma lenta; tal vez, por una nueva situación o empobrecimiento de los terrenos sobreexplotados y de sus dueños.

La Villa de Quintanilla de la Cueza debió comenzar a finales del siglo III y hasta finales del siglo IV. Quizás los propietarios fueron enriqueciéndose y van ampliándose del núcleo primitivo. .

Las excavaciones se iniciaron en 1970 y siguen hasta la actualidad. En los primeros momentos se descubrió gran cantidad de cerámica, posteriormente aparecieron los mosaicos, siendo el primero el de “Las Cuatro Estaciones”. Parece que se ha descubierto una parte pero no todo el complejo. Las habitaciones estudiadas están colocadas en el eje Oeste-Este, pero se sabe que hay más en el exterior.

En esta construcción se distinguen tres bloques: En el primero, que va en dirección Norte – Sur, tiene muros de mampostería, con trece habitaciones de diverso tamaño; hay una piscina a la que se desciende desde la tercera habitación, por unas escaleras, y en casi todas las habitaciones quedan muestras de mosaicos.

En el segundo bloque la organización va de Este a Oeste, con seis habitaciones a uno y otro lado de un de un pasillo. El Bloque tercero, orientado de Norte – Sur, se corresponde con los almacenes y queda fuera de la protección de las excavaciones.

La villa tiene varios hipocaustum, para llevar el calor a las habitaciones, (son el precedente de las glorias castellanas); se pueden observar los hornos, construidos con mampostería e hiladas de adobe, separadas por capas de arena y cal, lo mismo que las habitaciones.

Muchos de los suelos de la Villa de Quintanilla, han desaparecido como consecuencia del expolio de ladrillos y material de construcción, pero los que han conservado están en condiciones relativamente aceptables. La verdad es que solo algunos de los mosaicos han permanecido en condiciones reconocibles como el de “Leda y el cisne” el de “las Cuatro Estaciones” y los dibujos geométricos; el resto apenas se pueden apreciar. La habitación dos presenta un estado de conservación muy deficiente; tiene mosaico de formas geométricas con colores negro, rojo y blanco, y también aparecen hojas lanceoladas. En la habitación tres, que fue la primera que se excavó, nos ofrece un mosaico con una orla de teselas blancas, ondas en negro y una franja de peltas en negro, tiene una alternancia de esvásticas, rombos, nudos de Salomón, todo ello enmarcado en un sogueado sencillo y un octógono dentro del que aparecen motivos marinos. En el centro estuvo ocupado por un Océano del que únicamente se conservan las barbas, además hay cuatro delfines que rodean una figura, y se ven anguilas, mejillones, pulpos, peces etc. En las esquinas hay bustos humanos, que representan las cuatro estaciones: a) el Otoño se encuentra íntegro, representado por una cabeza de bacante, con cuernos, hojas, y sobre el hombro izquierdo lleva una pequeña cesta llena de racimos de uvas; b) el Invierno ha permanecido intacto y está representado por una mujer que cubre la cabeza con manto manteniendo una rama seca a su lado; c ) el Verano se intuye, ya que solo quedan de él unas espigas; d) la Primavera está totalmente destruida. Todos ellos están realizados con teselas de tamaño pequeño, de varios colores. Este mosaico tuvo una restauración posterior, sin mucho cuidado, utilizando teselas grandes e incluso reutilizando una lápida. Las habitaciones siete, cinco y nueve, tienen decoración geométrica. La habitación diez, no tiene nada. La habitación doce, conserva la mitad del mosaico de excelente técnica, en la que se puede apreciar una greca y un “ala” (quizás el ala sea del Rapto de Ganimedes), pero también se hallaron teselas grandes con motivos animales (panteras, pájaros etc.). La habitación veinte, tiene un mosaico llamado de los Peces: está formado por una orla de teselas blancas, con peces, algún caracol y el nudo de Salomón. En la habitación veintidós aparece un mosaico casi completo, le llaman de Neptuno. En la habitación veinticuatro se representa un tema central: “Leda y el cisne”. La decoración de los mosaicos del resto de las habitaciones son motivos geométricos con swásticas, volutas, etc.

En esta Villa se han encontrado cerámicas de los siglos II–III y V, monedas, anillos, estucos, mármoles, agujas, etc. Abandonada ya la villa, los lugareños aprovecharon como cantera de los materiales para los edificios.

Después nos fuimos a comer a Carrión de los Condes. Paseamos por el lugar para recordar algunas de las portadas románicas de sus iglesias. Esta es la Iglesia de Santiago, convertida en Museo.

 

Luego bajamos hacia el río, para visitar el Monasterio de San Zoylo. Este Monasterio fue fundado entre los siglos X – XI por Dª Teresa Peláez, bisnieta del rey Bermudo II, momento en el que se trajeron las reliquias de San Zoylo desde Córdoba. El rey Alfonso VI lo puso bajo la protección de la Orden de Cluny, hasta el siglo XV. Fue elegido el lugar como panteón familiar de los Condes de Carrión.

En 1219 Beatriz de Suabia se casó con Fernando III el Santo. En el siglo XV pasó a pertenecer y estar ocupado por la Orden de los Benedictinos de San Benito el Real de Valladolid. Posteriormente tras la Desamortización de Mendizábal, es abandonado. Poco tiempo después, la Compañía de Jesús se hizo cargo de él y lo transformó en colegio, que cederían más tarde a la Diócesis de Palencia, que lo destinan a noviciado. En la actualidad una parte del Monasterio está transformada en un hotel.

Este Monasterio sufrió distintos avatares, quedando elementos de cada momento. Del siglo XI queda una ventana y la portada occidental, hoy tapiada. Entramos en la iglesia a través de una portada románica con dos arquivoltas sencillas y unos capiteles historiados. El templo es del siglo XVII, con una sola nave, cubierta con bóveda de cañón y cúpula sobre el crucero. El retablo está dedicado a Nuestra Señora de la Asunción. A los lados del presbiterio hay dos arcosolios, uno que pertenece a la fundadora Doña Teresa y el otro a San Zoylo, a la derecha la sacristía, se encuentra un cuadro sobre el martirio de San Zoylo, y en vitrinas unas telas islámicas que vinieron de Córdoba junto con el cuerpo del mártir, conocidas como ”el Manto de los Condes” y que por sus proporciones debieron ser cortinajes del Emir.

Pasamos al Claustro por una puerta contigua; es de estilo plateresco de los siglos XVI-XVII, cubierto con arcos apuntados que confluyen en una clave a modo de florón (característico de este último periodo), apoyado en ménsulas. El Claustro nos muestra una decoración de personajes del Nuevo Testamentos, en total 230 medallones,( Santos, apóstoles, reyes y reinas); tiene dos alturas, en la inferior aparecen cinco arcos apuntados separados con gruesos muros y, en el piso superior arcos de medio punto corridos a modo de galería.

La puerta exterior es de estilo barroco, con dos cuerpos; el inferior está la puerta de acceso, con dos calles laterales y cuatro hornacinas; en la superior, otra hornacina con dos pináculos y frontón partido.

 

Fue declarada BIC en el año 2000.

Salimos. Dimos una vuelta por al lugar. Regresamos al autobús y volvimos a Madrid.