VIAJE DE ESTUDIOS A CAESARAUGUSTA-ZARAGOZA
Días 16, 17 y 18 de Noviembre de 2018

La salida fue desde el lugar de costumbre a las 17,30 horas, con un descansito en el camino. Llegamos a hotel Ramiro I donde nos alojamos. A la mañana siguiente nos esperaba una guía local para enseñarnos la Zaragoza romana (aunque ya habíamos estado en al menos dos ocasiones más). Ya desde Madrid el tiempo era lluvioso, pero tuvimos suerte, la lluvia siempre nos pillaba bajo techo. Empezamos visitando el Museo del Foro de Caesaraugusta que se ubica bajo el suelo de la actual plaza de La Seo y alberga en su interior restos arqueológicos de tiempos de Augusto y de Tiberio, así como una serie de piezas arqueológicas halladas durante las excavaciones realizadas entre los años 1988 y 1991. El museo tiene como fin interpretar y conservar en su emplazamiento original la máxima información posible sobre ellos.

Entre los restos arquitectónicos más antiguos se conservan vestigios de un área comercial y tuberías de la traída de agua potable, una cloaca y muros de tiendas de la época del emperador Augusto. De época de Tiberio se pueden encontrar restos del foro de la ciudad con las cimentaciones de una parte del pórtico, sus locales anexos, una gran cloaca y los canales para recoger el agua de lluvia. Se exponen además piezas de uso cotidiano en época romana, halladas en las excavaciones de la plaza de la Seo. Una cosa que nos llamó la atención fue un ebrómetro, dispositivo que al igual que a los egipcios el nilómetro, con él medían la subida de las aguas del río Ebro.

Después fuimos al Teatro Romano, que sigue llamando la atención por su grandeza. Se comenzó a edificar en el primer trienio de nuestra era, en tiempos del emperador Tiberio y se concluyó con el emperador Claudio. Tenía capacidad para unos seis mil espectadores con lo que es uno de los más grandes de la Hispania romana, pero empezó su decadencia en el siglo III y sus restos fueron empleados para múltiples construcciones.

A continuación fuimos a visitar las termas públicas que se localizaban en el centro de Caesaraugusta, en el espacio existente entre el Foro y el Teatro y que fueron descubiertas sobre los años 80 durante unos trabajos en la calle de San Juan y San Pedro. Se localizaron los restos de una gran piscina perteneciente a unas termas romanas de carácter público. El conjunto se amplió en 1990 con el descubrimiento de unas letrinas de una fase anterior con capacidad para más de 20 personas (utilizadas todavía a finales del siglo I a.C.) que fueron derribadas para construir, a mediados del siglo I d.C., sobre ellas una gran piscina porticada en la que se podía nadar al aire libre. Las termas públicas fueron construidas en el siglo I d. C., en la época del inicio de la dinastía Julio-Claudia (con Calígula o Claudio), y se utilizaron hasta el siglo IV de nuestra Era, y se han conservado restos de las letrinas públicas y de una piscina al aire libre que se construyó posteriormente en el mismo lugar.

Después de la intense mañana hicimos un descanso con una estupenda comida en un restaurante del centro de Zaragoza. Por la tarde nos quedaba una larga e interesante visita: la Aljafería, pero la sobremesa fue un poco larga debido al cansancio acumulado y desgraciadamente la vimos más rápido que lo que hubiéramos querido.

El Palacio de la Aljafería es un palacio fortificado construido en la segunda mitad del siglo XI por iniciativa de al-Muqtadir como residencia de los reyes hudíes de Saraqusta. Este palacio de recreo llamado “Palacio de la Alegría” refleja el esplendor alcanzado por el reino taifa en el periodo de su máximo apogeo político y cultural. En su origen la construcción se hizo extramuros de la muralla romana, en el llano de la saría o lugar donde los musulmanes desarrollaban los alardes militares conocido como La Almozara. Con la expansión urbana a través de los años, el edificio ha quedado dentro de la ciudad. Se ha podido respetar a su alrededor un pequeño entorno ajardinado.

Tras la reconquista de Zaragoza en 1118 por Alfonso I el Batallador pasó a ser residencia de los reyes cristianos de Aragón, con lo que la Aljafería se convirtió en el principal foco difusor del mudéjar aragonés. Fue utilizada como residencia regia por Pedro IV (1319-1387) y posteriormente, en la planta principal, se llevó a cabo la reforma que convirtió estas estancias en palacio de los Reyes Católicos en 1492. A finales del siglo XVI experimentó otra reforma que la convertiría en fortaleza militar, primero según diseños renacentistas (que hoy se pueden observar en su entorno, foso y jardines) y más tarde como acuartelamiento de regimientos militares. Sufrió reformas continuas y grandes desperfectos, sobre todo con los Sitios de Zaragoza en la Guerra de la Independencia hasta que finalmente fue restaurada en la segunda mitad del siglo XX y actualmente acoge las Cortés de Aragón.

Los restos más notorios son los de la “natatio” que estaba revestida con placas de mármol en suelo y paredes, y decorada con motivos florales. Todo ello en el estilo de la época final julioclaudia.

El Patio de Santa Isabel se trata del espacio abierto y ajardinado que unificaba todo el palacio taifal. Su nombre procede del nacimiento en la Aljafería de la infanta Isabel de Aragón que fue en 1282 reina de Portugal. Se ha conservado la alberca original del sur, mientras que la del frente septentrional, del siglo XIV, se ha cubierto con un suelo de madera. La restauración intentó dar al patio el esplendor original, y para ello se dispuso una solería de placas de mármol en los pasillos que rodean al jardín de naranjos y flores. La arcada que se contempla mirando hacia el pórtico sur está restaurada mediante el vaciado de los arcos originales que están depositados en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y en el Museo de Zaragoza.

En los últimos años del siglo XV los Reyes Católicos ordenan construir un palacio para uso real sobre el ala norte del recinto andalusí, configurando una segunda planta superpuesta a la del palacio existente. La edificación rompía las partes altas de las estancias taifales, donde se insertaron las vigas que sustentarían el nuevo palacio.

Las obras están fechadas entre 1488 y 1495 y en ellas siguieron participando maestros de obras moriscos, como Faraig y Mahoma de Gali, que, al igual que sucedió con Pedro IV (Yucef y Mohamat Bellito) mantuvieron la tradición de los alarifes del mudéjar en la Aljafería.

El guía dado nuestro interés y admiración por tan precioso recinto, a pesar de la hora nos hizo la visita completa, pero a todos nos hubiera gustado verlo con más detenimiento. Creo que debemos hacer una visita con tiempo más largo para disfrutarlo.

Al día siguiente, domingo, seguimos nuestro periplo ya sin guía y la primera visita fue a La Seo, que ha sido remozada y ha quedado muy luminosa y bonita, pero que no dejan hacer fotos. Es la primera catedral cristiana de Zaragoza, construida bajo la advocación de San Salvador, se levanta sobre el mismo espacio que antes había ocupado el templo romano del foro, la iglesia visigoda y la mezquita mayor musulmana. A finales del siglo XII, se inician las nuevas obras que siguen las pautas artísticas del románico tardío, Se amplía a finales del siglo XIV, de acuerdo con el nuevo espíritu del gótico. Las últimas intervenciones que completan su fisonomía exterior son la torre barroca y la portada clasicista, construidas en los siglos XVII y XVIII. En su interior se puede visitar el Museo de Tapices que expone una extraordinaria colección de tapices flamencos del Cabildo Metropolitano.

Después de La seo visitamos La Lonja de Mercaderes de Zaragoza, construida entre 1541 y 1551, representa uno de los mejores ejemplos de la arquitectura renacentista y está considerado el edificio civil más importante del siglo XVI en Aragón. Don Hernando de Aragón, miembro de la Familia Real, arzobispo de Zaragoza y gran impulsor de las artes, propuso en 1541 al Concejo la construcción de un edificio destinado a albergar las relaciones entre comerciantes, que tradicionalmente se efectuaban alrededor del atrio de La Seo y otras iglesias. Es de planta rectangular con tres naves, refleja la pujanza de la ciudad. Aunque en el interior aún conserva elementos característicos del Gótico, al exterior presenta una fachada plenamente renacentista. Esta fachada es una magnífica interpretación del modelo de palacio renacentista italiano, adaptado al ladrillo aragonés.

El diseño interior es obra de Gil Morlanes «el Joven», un gran salón cubierto por bóvedas de crucería estrellada que descansan sobre columnas anilladas, denominadas aragonesas. Los capiteles se decoran con escudos de la ciudad portados por ángeles, y los muros con el escudo de Carlos V sostenido por leones, sobre el friso que conmemora la fecha de construcción.

No podía faltar la visita al Pilar de Zaragoza y esa fue nuestra siguiente visita. Entramos antes de la celebración de la Santa Misa y durante ella cierran la basílica. La Basílica es una joya del barroco que alberga obras de gran valor como el retablo de alabastro del Altar Mayor. La historia documentada del templo se remonta al siglo IX, cuando se atestigua la existencia de una iglesia mozárabe dedicada a Santa María, en el mismo lugar en el que actualmente se encuentra la basílica. En torno a este templo se articulaba una de las comunidades de cristianos de la ciudad.

Arquitectónicamente, el templo se articula en tres naves, de igual altura, cubiertas con bóvedas de cañón en las que se intercalan cúpulas y bóvedas de plato, que descansan sobre robustos pilares. El exterior es de ladrillo, siguiendo la tradición de construcción en ladrillo aragonesa, y el interior revocado en estuco. La nave central se halla dividida por la presencia del altar mayor bajo la cúpula central, con el gran retablo mayor de La Asunción, perteneciente a la iglesia anterior, realizado en el s. XVI. Bajo las otras dos cúpulas elípticas de la nave central, se dispuso la Santa Capilla de la Virgen del Pilar, y el coro y órgano, que también procedían de la iglesia gótica predecesora. Actualmente se encuentran desplazados al tramo de los pies del templo, para dotar de mayor espacio a los fieles que ocupan la nave desde el altar mayor. El Pilar ostenta el rango de catedral desde la Bula de Unión de 1676, compartiendo desde entonces la sede del arzobispo de Zaragoza con la vecina Catedral de La Seo.

La última visita del domingo fue a la basílica menor de Santa Engracia de la ciudad de Zaragoza, más conocida como basílica de Santa Engracia. Su origen está en una capilla cristiana del siglo III-IV donde se rendía culto a los restos de Santa Engracia y otros mártires zaragozanos. La actual iglesia se erige en el lugar de enterramiento de Engracia (que da nombre a la actual iglesia), su tío Lupercio y otros mártires, que fueron asesinados por sus creencias religiosas hacia el siglo IV en la persecución de Diocleciano. Es de estilo renacentista y se construyó en los siglos XV-XVI sobre la antigua necrópolis cristiano-romana.

Acabada la visita tuvimos otra estupenda comida en el mismo restaurante y regresamos a Madrid, cansados pero contentos por el aprovechado fin de semana. Dando las gracias a Manolo Castelo por sus desvelos por que todo salga a la perfección.