Viaje a Ciudad Rodrigo, Siega Verde y Conimbriga
Salimos esta vez de manera diferente, eran las cinco de la tarde del viernes y no las ocho del sábado. Emprendimos el viaje hacia el noroeste camino de Ciudad Rodrigo. Por el recorrido divisamos las murallas de Ávila y las torres de Salamanca, sin perder el verde del campo que nos acompañó hasta nuestro destino. Caía ya la tarde cuando nos aposentamos, después salimos a dar una vuelta por la bonita ciudad amurallada, contemplamos su catedral, sus bellas casonas y la torre de Enrique II, mientras se encendían las luces que nos iluminaba el paseo y veíamos la puesta de sol aprovechamos para degustar sus sabrosos embutidos.

A la mañana siguiente, después de desayunar partimos hacia Siega Verde. Pasamos un angosto puente sobre el río Águeda y nos dimos de bruces con el Centro de Interpretación, donde nos estaban esperando. Se organizaron cuatro grupos para una mejor movilidad y para poder contemplar más de cerca los grabados realizados sobre las rocas. Representaban figuras realistas de animales a pequeña escala (bóvidos, equinos, caprinos, etc.), unos piqueteados y otros grabados.

Algunos costaba verlos, por los reflejos del Sol y la pátina que los cubría, todos ellos de gran belleza, sobre todo en el último panel, en el que había una cabrita finísima.

Terminado este recorrido algunos fuimos a ver un power point sobre el Paleolítico en general y otros una parte de la zona en particular.

Seguimos nuestro recorrido hacia El Fuerte de la Concepción, del que Gerardo Seco nos había explicado en el autobús que era un edificio poliorcético, (dícese del arte de atacar y defender una plaza fuerte y que fue desarrollado en el Renacimiento), se había edificado en parte para defensa de la frontera con Portugal, en las guerras acaecidas en el siglo XIX. Posteriormente fue destruido por franceses e ingleses, y el abandono en el que quedó después fue motivo de rapiña por parte de los vecinos cercanos para su propio beneficio.

Cuando llegamos al lugar hicimos un recorrido atravesando una potente puerta adornada con el escudo de los Borbones y realizado por Churriguera. Entramos en el patio de armas de la fortaleza reutilizado como hotel, donde algunos aprovecharon para tomar el aperitivo.

Continuamos nuestro viaje hasta Guarda, en Portugal. Llegamos a este bonito lugar para reponer fuerzas. Al comenzar la visita nos sorprendió su gran catedral, tipo fortaleza, cuya disposición elevada domina una plaza espaciosa, para a continuación detenernos en la posada a comer. A la salida nos paramos a disfrutar de la citada catedral, mandada construir por Juan I a finales del siglo XIV y terminada en el siglo XVI. Iniciada en estilo gótico y terminadas algunas parte en estilo manuelino. Su interior es de planta de cruz latina, con columnas torsas en el crucero y retablo principal en piedra de estilo renacentista.

Continuamos hacia Coimbra, donde llegamos todavía de día, lo que nos permitió dar un paseo por la ciudad y llegar hasta la Universidad, subiendo por sus empinadas calles. Caminando por una de ellas nos topamos con la Catedral también de tipo fortaleza, con un bello interior, espléndidos sepulcros, y a la altura del crucero una magnífica pila bautismal.

Seguimos nuestro recorrido por los bellos rincones que nos ofrecía la ciudad, sin olvidarnos después de la bajada.

A las 21,30 nos habían convocado a una sorpresa en el hotel ¡Oh! tres chavales muy agradables nos esperaban para deleitarnos con “fado” y canción melódica.

A la mañana siguiente partimos para ver la Conimbriga romana. Preciosa en su emplazamiento y estructuras. Nuestra visita fue completada con la observación de algunas de las piezas encontradas en el lugar. Lo que pudimos ver fue una zona mínima, ya que la zona excavada solo es aproximadamente de un 15%. Hay casas que debían ser de personas muy importantes, por su extensión, mosaicos y hasta surtidores. Una de ellas es atribuida a Cantaber, pertenece a la segunda mitad del siglo I-II d. C, es casi una ínsula, dispuesta en torno a un eje principal.

También de este momento es otra casa de época imperial, con juegos de agua en los peristilos, unido a los conjuntos de mosaicos con escenas de cacerías, báquicas y de la Gorgona. Sobre esta casa se sobrepuso parte de la muralla bajo-imperial. Por último visitamos restos de termas y la planta de una iglesia posiblemente paleocristiana.

El tiempo corría y nosotros teníamos que regresar hasta nuestro lugar de partida, al cual llegamos según el horario previsto.