Castilo de la Mota (Medina del Campo) y el Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid)
Día 30 de Enero de 2016

Salimos el sábado 30 a las 9 horas, hacia Medina del Campo, llegando antes de la hora prevista. Una vez allí, dimos una vuelta alrededor del Castillo y seguimos hasta Medina, parte del grupo se fue hasta la plaza y otros a tomar un café. Ya en el Castillo, nos esperaba la guía para acompañarnos en la visita del mismo y en las excavaciones.

Este Castillo debe su nombre a una elevación de terreno, denominado Mota, de ahí el topónimo “Castillo de la Mota”. Desde él se fue desarrollando la villa, que se fortificó entre los años 1070 – 1080. Posteriormente, el recinto se convierte en una fortaleza independiente de la villa.

En 1390 Juan I de Castilla, dona la villa a su hijo, el Infante Fernando de Antequera, futuro rey de Aragón. Como consecuencia de los enfrentamientos entre Castilla y Aragón, la villa es partidaria por un bando y la fortaleza por el otro, alternándose indistintamente.

En 1460 el rey Enrique IV de Castilla mandó construir una torre en la fortaleza. Más tarde en 1473 los habitantes de la villa rodean el Castillo de la Mota para derribarlo, pero el Rey se la entrega al Duque de Alba, con lo que evita que sea destruida, se realizan entonces algunas obras de los desperfectos producidos tanto en el exterior como en el interior. Años más tarde, la corona reclamó la fortaleza, y se construye la barrera artillera, que duraría algún tiempo, sobre todo mientras se mantuvo la Guerra con Portugal, en los últimos años del siglo XV. Durante las Guerras de las Comunidades (1520-1521), la fortaleza permaneció fiel a la Corona, mientras que la villa de Medina se decantó por el bando de los Comuneros, que intentaron atacar la fortaleza, pero esta estaba bien guarnecida y no llegó a ser dañada.

Este lugar fue una de las fortificaciones más avanzadas de la época. Tiene planta trapezoidal con dos recintos: el primero es el bajo con cubos en los ángulos y una puerta con dos torreones; el segundo tiene muros de gran altura y la torre del homenaje, cuadrada, de 38 metros y cinco pisos de altura, todos ellos reconstruidos.

Para evitar que el Castillo de la Mota fuera destruido, se fortaleció la parte inferior de los muros con grandes taludes. Las galerías intramuros, desde el interior del foso, tienen tres o cuatro niveles de tiro; son salas abovedadas, con puntos de ventilación en la clave de la bóveda esférica, necesarios al tener que dispararse la artillería desde su interior.

El punto más vulnerable eran las puertas, pues no están hechas según la modalidad de enfiladas o en codo, por lo que resultaban alcanzables para la artillería asaltante. No obstante, como había foso, el baluarte se colocaba en la parte externa, protegiendo el acceso al puente elevadizo, además también podía colocarse en medio del foso, sirviendo de paso intermedio entre dos puertas. En caso de peligro por los portillos enfrentados se podía acceder desde la barrera a nivel del foso. En la parte inferior, en el sótano, hay unos pozos de suministro que se comunicaban y otros que servían de mazmorras para los condenados.

Salimos a uno de los patios. Recorremos algunas dependencias. La Capilla, y una sala donde pudimos contemplar una copia del Portulario de Juan de la Cosa.

En 1774 estaba medio derruida la fortaleza, en1806 fecha del plano de Ayllón el castillo había perdido una de las torres de la barrera, quizás volada en la Guerra de la Independencia

Salimos a uno de los patios, recorremos algunas de las dependencias como la Capilla, también una sala donde se encontraba una copia del” Portulario de Juan de la Cosa”.

Se restaura toda ella, en el siglo XX, de todos los desperfectos que ha tenido en los últimos siglos. En el año 2010 el castillo fue abierto al público.

Terminada la visita, realizamos el almuerzo en un restaurante situado en la villa de Medina del Campo. Estupendo lugar, tanto en la comida que degustamos como a la atención que recibimos por parte de su personal.

Por la tarde nos encaminamos a Tordesillas para visitar el convento de Santa Clara.

El Convento fue levantado sobre un Palacio mudéjar, que fue mandado construir por Alfonso XI, en 1340, para conmemorar la Batalla del Salado. Inicialmente fue residencia de ilustres mujeres, como Doña Leonor de Guzmán, Doña Blanca de Borbón, entre otras. Después Pedro I encargó a su hija Beatriz a convertir el palacio en convento de monjas clarisas, y ordena que se acojan en él a 30 monjas, mantenidas con unas rentas donadas por el Rey .La infanta Doña Beatriz se retira a este monasterio en 1364 . Fue utilizado también, como lugar de celebraciones¸ es destacable, entre ellas los funerales realizados por la muerte de Felipe I el Hermoso, en1519. El convento jugó un papel importante en la disciplina religiosa marcada por la regla de Santa Clara. Al desaparecer la función de palacio real, los reyes ocuparon otro contiguo, similar al que habitaría la Reina doña Juana I de Castilla durante cuarenta y ocho años; este edificio fue derruido en 1771.

Entramos al Monasterio de Santa Clara por unas puertas mudéjares que dan paso a un patio árabe. Tiene forma de gran palacio, estilo mudéjar, relacionado con el foco toledano. Nos recuerda a un palacio musulmán, con estancias rectangulares, ordenadas alrededor de un patio porticado, adaptado posteriormente para el claustro.

Este patio es cuadrado pequeñito, tiene con una galería con arcos, dos de herradura y dos lobulados, alternando en los lienzos. En los ángulos hay unas columnillas con capiteles de pencas lisas. Los arcos son de yesería, con atauriques, iguales a los que corren por la galería. El techo, es con vigas, está decorado y con azulejos de cerámica vidriada. En uno de los muros destaca una puerta con arco lobulado.

Tiene dos capillas. La primera que visitamos fue la “Capilla Mudéjar”, es de planta cuadrada cubierta de bóveda de crucería; Las paredes están recorridas por decoración de yeserías con policromía: rojo, verde y negro, con motivos de laceria y cúficas; hay decoración mural en estilo gótico de finales del siglo XIV, con temas de la Anunciación, Santiago o Cristóbal, entre otros. En la segunda capilla, llamada la “Capilla Dorada”, nos encontramos ante una sala mudéjar inspirada en la Mezquita de Córdoba, con arcos apuntados y lobulados, cubierta con cúpula semiesférica de laceria, en la que se aprecian restos de pintura dorada, de ahí el nombre de la capilla. En el muro quedan restos de pinturas como la de la” Virgen el Niño y los Magos” entre otras. Hay también tres instrumentos musicales; un realejo, un clavicordio y un virginal, este último lleva el nombre y fecha de Amberes de 1578, y en la tapa aparece pintada una escena de fiesta cortesana.

Desde de allí y pasamos por el Refectorio, que es una sala rectangular con mesas y bancos corridos, en las testeras, figuran los escudos de Castilla y de Felipe II.

Continuamos hacia el Patio del “Vergel”, sin entrar en él, porque que en la actualidad es el claustro del convento. Se realizaron reformas en los siglos XVII-XVIII, lo que hace que parezca de otro momento.

Entramos en la Iglesia. Es una obra gótica del siglo XIV. Tiene una nave de cinco tramos, cubierta con una bóveda de crucería. En el lado de la Epístola hay una maravillosa capilla, es la de Saldaña. El Presbiterio y la capilla mayor son de planta rectangular, cubiertos con una armadura de madera, de estilo mudéjar castellano y de estructura octogonal. La cubierta de madera se halla decorada con grandes piñas de mocárabes y estrellas de lacería policromadas y con dorados. El arrocabe está decorado con pinturas, de medio cuerpo, sobre fondo dorado. Esta decoración se efectuó entre los años 1449-1454.Todo el conjunto es de gran belleza, sobre todo la cubierta, muy llamativa. El altar mayor tiene un retablo de alabastro de estructura renacentista del siglo XVI. A los lados, aparecen unos blasones con las armas de Carlos I. Las paredes están cubiertas con colgaduras de color rojo.

Como ya hemos dicho, en este lado de la Epístola, está la citada Capilla de Saldaña, se llega a ella a través de dos enormes arcos y tiene dos rejas de hierro , que forman una retícula. Es la capilla del Contador Mayor de Juan II de Castilla, de planta rectangular, en piedra, formada por dos tramos y cubiertos por una bóveda de crucería .En la parte baja hay unos arcosolios, con cuatro personas yacientes y en la parte superior de ellos hay unos ángeles portando los escudos, de los difuntos. Uno pertenece al Canciller, que porta en la mano una espada, en los otros está su esposa, su hijo y Beatriz de Portugal, que mandó ser enterrada allí en el año 1476.Por encima de los enterramientos se abren unos ventanales y figuran siete estatuas. En la cabecera, con puertas, para protegerlo hay un bello retablo con esculturas son flamencas,( quizás de un taller de Bruselas); bajo dosel flamígero, aparecen figuras talladas en madera policromada y dorada. También las puertas están pintadas, probablemente, quizás por Nicolás Francés.

La Iglesia tiene tres Coros: el coro largo, el bajo y el corto. El Coro largo es paralelo a la iglesia, tiene planta rectangular que sería el salón principal del antiguo palacio; tiene una sillería de 56 sitiales que se une a la Capilla Mayor con bóveda de estrellas; hay pinturas sobre la sillería y en la cabecera, una mural. A los pies de la iglesia se sitúa el coro bajo, que se abre al templo por una ventana de reja, típicamente románica, y, quizás procedente de otra capilla. Sobre ella aparece un hueco de estructura renacentista; en la parte superior destaca una composición de estuco con colores, presentando en el centro un cuadro con la representación de la “Sagrada Familia y San Juanito”. En el centro el coro Alto, sobre una balaustrada, se representa el escudo de Felipe V con dos leones rampantes; aquí se encuentra el órgano.

De allí nos trasladamos a la Sacristía, es un espacio con arcos de ladrillo apuntados Alrededor de la sala hay unas cajoneras, encima algunas pinturas, todo dentro de una estructura neoclásica.

Pasamos por el Antecoro, antes servía de atrio a la iglesia del Convento; la puerta de acceso que tenía, hoy está clausurada. En él encontramos alrededor diez hornacinas, decoradas con pinturas del siglo XVII, que albergan en su interior bellas esculturas de distintos momentos de la escuela española; contiene también él antiguo archivo del Convento.

Salimos del Convento para llegar a los Baños Árabes, que pertenecían al antiguo Palacio. Comprenden cuatro recintos, como los baños romanos o árabes, pero se construyeron en el siglo XII. El cuarto destinado a templado o trepidarium, es de planta cuadrada, con cuatro columnas que sostienen a cuatro arcos de herradura y la cubierta, con nueve bóvedas. Esta sala tiene unos tragaluces en forma de estrella de ocho puntas. En el suelo se pueden ver aún las cañerías que conducían el agua. Las paredes están decoradas con pinturas sobre temas geométricos o de lacería.

Terminada la visita, salimos de allí, cogemos el autocar y volvemos a Madrid.