VIAJE A CALAGURRIS IULIA NASSIN (CALAHORRA-LA RIOJA)
Día 1 de ABRIL de 2017

Salimos como de costumbre de Ventas e hicimos una parada para tomar un café y llegar a Calahorra, que según la historia fue bautizada como Calagvrris Nassica Iulia: el primer sobrenombre de Calagvrris fue concedido por Publio Cornelio Escipión (llamado Escipión el Africano), perteneciente a la familia de los Nassica, y el segundo, Iulia, fue otorgado por Julio César como agradecimiento al apoyo conferido por la urbe en la campaña contra Pompeyo.

Lo primero que hicimos fue visitar la Catedral de Santa María, sede de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. Es un edificio básicamente gótico del siglo XV, de diversos estilos y épocas. Levantado sobre el lugar de martirio de los patronos de la ciudad, san Emeterio y san Celedonio, hermanos y mártires del siglo III. Las obras de la Catedral se iniciaron en 1484 y su construcción actual se prolongó durante doscientos años. Actualmente, está considerada como Bien de Interés Cultural (BIC) y fue declarada Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931. Es un edificio de sillería con tres naves, crucero, girola, dieciséis capillas, claustro y sacristía. La fachada norte con un cuerpo inferior de estilo plateresco y un cuerpo superior gótico formado por una arcada y un tímpano con la Virgen, san Emeterio y san Celedonio, está dedicada a san Jerónimo. El coro es renacentista y hecho en sillería. Cuenta con los retablos platerescos de las capillas de San Pedro y la Visitación, rejerías góticas… Una de las tallas, del siglo XIV, representa al Cristo de la Pelota. Cuenta con una espléndida pila bautismal gótica. La sacristía y el claustro plateresco albergan el Museo Diocesano, con piezas de gran interés como una biblia sacra del siglo XII, la Custodia del Ciprés del siglo XV donada por Enrique IV o la «del ángel» (por la figura del fuste) rococó del s. XVIII, la naveta del s. XVI hecha con un caracol marino y filigrana de lata, o la Torá judía.

Allí nos esperaba un guía (sacerdote o sacristán, que tenía mucha prisa por enseñárnosla y que antes de ver algo, ya había apagado las luces). El órgano es el quinto que se repone en la catedral, ya que en 1916, el Maestro de Capilla dirige al cabildo una amplia memora en la que expone “que dado el estado imposible al que ha llegado el órgano de Monturus es conveniente su sustitución por uno nuevo”. Inaugurándose en 1917, por la cantidad de 31.075 pesetas, pero con la condición de dejar la caja del anterior (que es la que en la actualidad vemos).

La pila bautismal está situada en la nave del Evangelio, en el lugar exacto donde sufrieron martirio los santos Emeterio y Celedonio, es de estilo gótico, de piedra de una sola pieza y se supone de hacia el año 1.500.

A continuación visitamos la sacristía y el claustro plateresco que albergan el Museo Diocesano, con piezas de gran interés. La sacristía llamada de los Espejos, sorprende por su amplitud y su decoración, data del siglo XVIII de estilo rococó. Contiene piezas interesantes de bordados, libros, pintura y orfebrería, destacando la custodia conocida por El Ciprés de estilo gótico, realizada por Jahns Delaz en 1462, una de las más antiguas de España. También hay una Piedad, el llamado Cristo de la Pelota y un sinfín de obras de arte recogidas de las iglesias cercanas para una mayor seguridad.

A continuación visitamos el Museo de la Romanización que está enclavado en pleno casco antiguo, y es un palacete modernista construido hacia 1930, En el año 2007 se acomete su reforma para convertirse en Museo de la Romanización e inaugurándose en 2009. El edificio ocupa una superficie en planta construida de 414 m2. Se trata de un inmueble histórico que consta de planta baja y tres alturas, además de un jardín donde se exponen materiales arquitectónicos de mayor peso. El inmueble mantiene su estructura original, aunque se han remodelado algunas salas para destinarlas a espacios expositivos. Originales son varias vidrieras de puertas y ventanas, suelos de marquetería y techos de las salas nobles, así como el ascensor.

El Museo de la Romanización aglutina más de un millar de piezas arqueológicas aportadas por el Museo de La Rioja y por el Museo Municipal de Calahorra. Propone un recorrido cronológico desde el siglo IV a.C. hasta el siglo IV de nuestra Era. El recorrido comienza por los precedentes de la romanización y muestra piezas de la población indígena: la anterior cultura celtibérica en la Rioja. Le sigue otro ámbito dedicado a la guerra y la conquista, y los primeros indicios de la romanización.

La religión está representada por las esculturas de los dioses Júpiter, Cupido o Afrodita, y la pieza estrella de Calahorra la «Dama Calagurritana», encontrada en 1935 en el yacimiento romano de «La Clínica» y que formaba parte de la decoración del frigidarium de las Termas del Norte.

Después de comer y para bajar la espléndida comida que como siempre nos prepara Manolo, dimos una vuelta por la ciudad para visitar “La Clínica”. Es un yacimiento arqueológico excavado durante la segunda mitad del siglo XX. De época romana imperial, conserva restos de una importante edificación de carácter público y un conjunto termal. Son los restos de una noble edificación romana construida en el tercer cuarto del siglo I d.C. que perdería sus funciones a mediados del siglo III. El edificio estaba dotado de una notable monumentalidad, distribuyéndose en tres niveles, o terrazas de ocupación, con mosaicos, pinturas y bellos estucos en la decoración de sus paredes. Por el diseño de la parte conservada y por el conjunto termal que tiene adosado hacia el sur podría tratarse más bien de un edificio de carácter público que una casa (domus) privada. Los mosaicos, pinturas, ajuares y demás bienes muebles hallados durante las investigaciones se pueden contemplar hoy en el Museo de la Romanización.

Durante el paseo pudimos contemplar a “la fames calagurritana”, que está simbolizada por una estatua de mármol de carrara, “La Matrona” (actualmente expuesta en el Paseo del Mercadal de Calahorra, junto al Parador Nacional de Turismo) de la que contaron una leyenda sobre los tres brazos que tiene la estatua: “En el año 71 A. C, el municipio sufrió un tremendo asedio durante las guerras civiles de Roma. Los calagurritanos se defendieron hasta lo imposible e, incluso, sacrificaron a los más débiles para tener alimento. Se dice que una mujer superviviente de aquellos acontecimientos hacía fuego por las noches en todas las cocinas de la ciudad para que el humo de las chimeneas engañara a los enemigos y les hiciera creer que todavía quedaba mucha gente con vida, escultura que simboliza la lealtad y el valor de aquella mujer, que porta un brazo humano en la mano izquierda.

o”. También recorrimos las puertas que circundaban la muralla de la ciudad. En el Planillo de San Andrés se conserva esta construcción romana y sobre ella se integra una edificación posterior. Es una de las puertas de entrada a la ciudad romana y medieval, por ella transcurría la calzada que unía Calahorra con Zaragoza.

Después de este recorrido regresamos al autobús para regresar a Madrid.