En este viaje nos acompaña el arqueólogo Fernando Alonso, con la agencia Pausanias, que nos guiará por los diversos lugares que hoy visitamos.

Salimos de Madrid a las 8 horas, por la carretera de Andalucía. En Manzanares nos desviamos hacía La Solana y desde aquí hacia Villanueva de los Infantes. Pasamos por Montiel, donde se alza un imponente castillo sobre un promontorio de piedra rojiza. Aquí se produjo el enfrentamiento fratricida entre Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastamara en 1369. A partir de aquí los llanos dan paso a un terreno más montuoso. En Terrinches se nos une la guía local que nos acompañará para poder entrar en los yacimientos arqueológicos, ermita y castillo de Terrinches.

La primera visita la hacemos al Castillejo de Bonete, yacimiento arqueológico que se remonta al Calcolítico y que continuó durante el Bronce. Tiene una estructura parecida a la motilla de Azuer, aunque de menores dimensiones. Azuer, que ya visitamos, está en una llanura, mientras que Castillejo de Bonete se ubica en un lugar elevado; controlando visualmente un corredor natural que une la Alta Andalucía con Levante. Desde la Prehistoria ha sido un lugar de comunicación.

Hacia Levante se halla la impresionante Sierra de Alcaraz, en la vecina provincia de Albacete. El paisaje es muy hermoso, el cielo está muy limpio y los perfiles de las montañas se ven con claridad. El color que domina es el verde de los campos y de los olivares.

La estructura del Castillejo de Bonete, aunque similar a las motillas manchegas no tiene la función de defender un pozo como en Azuer, aquí es más fácil obtener el agua en las tierras arcillosas del valle.

La originalidad del Castillejo de Bonete, se basa en que en su parte central acoge una gruta a la que se accede por una rampa (en Azuer por una escalera de caracol se baja a un pozo). En las cuevas se han encontrado enterramientos, restos humanos, con adornos realizados con cuentas de variscita. No se sabe si fue la tumba de algún personaje principal. Parece que la orientación del túmulo tiene relación con los solsticios de invierno y verano.

En la tumba nº 4 se halló una pareja de unos 50 años, de bastante edad para la época. Sus cuerpos se depositaron en tiempos muy próximos. A la cueva no se puede acceder. En su interior se han hallado pinturas rupestres.

Fernando Alonso nos explica durante más de una hora todo lo que se sabe hasta el momento de este yacimiento. Y se llega a la conclusión de que ya no se puede generalizar en el estudio de las motillas manchegas, pues la de Azuer, la Encantada y esta del Castillejo de Bonete son diferentes entre sí, aunque tengan ciertos rasgos comunes en su estructura, pero no en su funcionalidad. También nos habla Fernando de la relación con la cultura de El Argar en en sureste peninsular, no muy lejos de aquí.

Pasadas las 13,30 visitamos el yacimiento romano de La Ontavia. Si el Castillejo de Bonete estaría situado en una elevación sobre el valle, a 2,5 Kms. de la población de Terrinches, La Ontavia se sitúa en el valle, a cierta distancia de la población.

El yacimiento de la Ontavia está en proceso de excavación, no se conocen muy bien sus dimensiones. Pudiera haber sido, una villa romana con una primera fase del siglo II d.C. sobre la que, posteriormente se utilizará como necrópolis tardo-antigua, a partir del siglo V d.C.

Se ha excavado un complejo termal de unos 200 m2, que fue arrasado posteriormente por la necrópolis.

Actualmente se están excavando una serie de edificaciones, por las que pasan una cloaca o conducción de agua, construida con buenos sillares. No se sabe si aquí hubo un pequeño poblado al servicio del dominus o eran dependencias agropecuarias. Es abundante la cantidad de tejas y pequeños ladrillos prismáticos utilizados para el suelo de la habitación. Una calle divide estas edificaciones.

La Ontavia se halla, como se dijo anteriormente, en una vía o corredor natural que fue llamada por historiadores y arqueólogos de diversas maneras: Camino de Aníbal, Vía Heraclea y Vía Augusta en época romana, que conectaba Gadir con la Alta Andalucía para luego dirigirse a la costa mediterránea y posteriormente en dirección norte hacia los Pirineos y de allí hacía Roma. La vía discurre un poco más al norte de La Ontavia, pero ésta se halla en zona inundable en época de lluvias y su terreno arcilloso es poco apto para transitar en estas condiciones. Un tramo de esta vía fue descubierto al realizar unas obras.

En los famosos Vasos de Vicarello o Apolinares, están indicados algunos lugares cercanos al actual Terrinches, por lo que discurre la vía: desde Cástulo, en Jaén, se dirigía en dirección noreste hacia la actual provincia de Ciudad Real, donde se cita Mariana (Puebla del Príncipe) y Mentesa Oretana (Villanueva de la Fuente, al noreste de Terrinches), desde aquí la vía discurría por la actual provincia de Albacete pasando por Libisosa (Lezuza) que visitamos con la Asociación en el año 2017.

Antes de comer visitamos la ermita de Ntra. Señora de Luciana donde ha aparecido un mosaico romano fragmentado por las labores agrícolas. El topónimo de Luciana debe proceder de algún dominus romano de estas tierras, de nombre Lucio. La ermita es del gótico final, siglo XV. Tiene una hermosa bóveda estrellada en el altar mayor, que preside un retablo renacentista cuyas pinturas son muy interesantes; algunos estudiosos las consideran de un seguidor de Fernando Yáñez de la Almedina, que se formó en Italia con Leonardo Da Vinci. Hay que destacar la tabla donde aparece, de cuerpo entero, San Juan Bautista y Santiago el Mayor.

Después de comer visitamos el Castillo de Terrinches: la gran torre central está muy bien conservada. Construido con gruesos muros, ventanas abocinadas y bóvedas de piedra en las dos plantas. Por una escalera de piedra se puede subir a la terraza, desde donde se disfruta de unas hermosas vistas del valle que hay a los pies de Terrinches y de la sierra de Alcaraz.

Esta zona, tras la batalla de las Navas en 1212, tuvo gran importancia como frontera y zona de repoblación controlada por la Orden de Santiago.

En el camino de regreso a Madrid, hacemos una parada en San Carlos del Valle para ver su hermosa plaza, en la que se halla la iglesia del Santo Cristo, cuya fachada rojiza está iluminada por la última luz de la tarde. En uno de los lados de esta plaza rectangular está la Casa Grande de la Hospedería construida en 1704, siendo la iglesia posterior, entre 1713 y 1724, de estilo barroco con influencias neoclásicas. La plaza tiene unas dimensiones de 53 x 21 m. El pueblo se proyectó durante el reinado de Carlos III.

Hacia las 21,30 llegamos a Madrid.