Viaje a Almería
(ALCAZABA, MUSEO ARQUEOLÓGICO Y YACIMIENTO ARGARICO DE LOS MILLARES)
14, 15 Y 16 de junio de 2013

Salimos el viernes 14 de junio a las 8 am. dirección Almería, nuestra primera parada fue cerca de Bailen en “ La Puerta de Andalucía”. Seguimos tras reponer fuerzas, por la carretera de Jaén–Granada, por donde contemplamos bastante nieve en Sierra Nevada. Después de una comida rápida llegamos a Almería a la hora prevista, ya que comenzaba nuestro recorrido por la Alcazaba a las 18,30 de la mano de su directora.

La Alcazaba se construyó en época de Abderramán III, en el siglo X, ocupa la cima del monte que domina la bahía. Es de planta irregular, distribuida en recintos escalonados, el superior fue reconstruido en época de los RRCC, de ahí que en la torre del homenaje se vean dos escudos de los monarcas castellanos.

La Alcazaba que cumplía una función defensiva, se une con la muralla que conduce al Cerro de S. Cristóbal.

A la fortaleza se entra por la puerta de la Torre de Guardia, desde allí se zigzaguea hasta llegar a la Puerta de la Justicia, donde aparece un directorio informativo, desde este lugar se pasa a un jardín con diversidad de plantas y árboles (entre ellos la jacaranda azulada), además de acequias, albercas y fuentes, inspiradas en la idea del Generalife de Granada, aunque se cree que no era así en la época islámica.

Desde el lado norte se observa el barranco de la Hoya, el Cerro de S. Cristóbal y la muralla de Jayrán. Continuamos en dirección a la Torre del Homenaje, deteniéndonos en una casa árabe reconstruida y en las ruinas de unos baños. La Torre del Homenaje es de planta rectangular y está dividida en dos pisos: en el primero se encontraba la Sala de Armas y en el segundo las estancias del alcaide. Bajamos de este bello lugar con la caída de la tarde para perdernos por la ciudad.

Al día siguiente, después de desayunar y de saludar a John Lennon, en bronce, sentado a la puerta del hotel, nos dirigimos, después de atravesar el Mercado de Abastos, hacia el Museo Arqueológico. Es un edificio vanguardista de formas cúbicas, irregulares, sin apenas ventanas, con una entrada horizontal que rompe la verticalidad de la fachada. Fue inaugurado en el año 2006.

En la puerta de entrada nos estaba esperando el conservador D. Manuel Ramos, después de darnos la bienvenida comenzamos la visita. El vestíbulo es grande y espacioso, de forma rectangular, realizado en mármol blanco, y para romper sus elevadas proporciones, según nos informa María Sanz, han colgando del techo “ La nube de Siret”. Se trata de planchas en color caramelo con los dibujos de Siret.

En el Salón de Actos nos contó la historia de los Museos Arqueológicos del lugar y los problemas habidos en los últimos cien años. La estancia fue breve ya que había una concentración de familias, pues este lugar es aprovechado para diferentes eventos por sus proporciones.

Entramos en el Museo propiamente dicho, en el centro, encontramos una columna estratigráfica con cuatro lados que describen un bucle y en los que se relatan la estratigrafía, los materiales y la cronología de las distintas excavaciones realizadas, siendo las más importantes las de los hermanos Siret (Enrique y Luis). La columna estratigráfica es en realidad el eje del museo.

El Museo consta de tres plantas: en la primera es ubica la Investigación, en la segunda todo lo relativo a la sociedad de los Millares y en la tercera la sociedad Argárica.

A lo largo de la visita se pueden contemplar numerosas maquetas, vitrinas y estructuras metálicas que nos introducen en los círculos de la vida y de la muerte.

En otra planta contemplamos la actividad comercial y la industria de salazones desarrollada por los romanos, para terminar con el mundo islámico donde se ha dispuesto un gran cubo que quiere recordar la Kaaba.

En su interior se han colocado objetos del periodo islámico y cristiano que corresponden a la época de apogeo de la Almería Andalusí (siglos XI-XII) , su decadencia se producirá con la llegada de Alfonso VII y su destrucción en 1147. Por último, pudimos contemplar en los laboratorios el trabajo de los restauradores.

Terminada la visita regresamos al hotel para comer y quitarnos el calor, ya que a las 16,30 nos esperaba Ángela para ver las piletas y parte de la muralla baja, descubierta al hacer unas obras. Su estado de conservación es excelente, pese a estar situada por debajo del nivel del mar, la razón era la entrada de agua en las piletas de los salazones. Se ha conseguido crear una buena estructura para el visitante. La explicación resultó interesante, Y se nos informó de que solo se abre dos días a la semana o para grupos que lo soliciten.

Quisimos ver los restos de la mezquita-aljama que se encontraba por detrás de las piletas, pero en ese momento estaba cerrada la iglesia en la que se localizan los restos de la misma.

Volvimos otra vez a la puerta del hotel donde nos esperaba la guía de la ciudad, Mª Ángeles, que nos paseó hasta cansarnos. Comenzamos nuestro recorrido en la Plaza del Ayuntamiento (cubierto con una lona en la que se había reproducido un dibujo del Concejo), en el centro de la plaza sobresale la columna de los “coloraos” (por las casacas rojas que llevaban los gibraltareños en su enfrentamiento con las tropas de Napoleón), fue erigida en 1824. Continuamos por calles estrechas y placitas recoletas hasta llegar a la iglesia de San Juan, donde se conservan restos del muro de Qibla y del Mihrab de la antigua mezquita-aljama. El Mihrab está cubierto con cúpula de Venera, igual pero más pequeña que la de Córdoba, y está adornado en su interior con arcos polilobulados construidos en el siglo X. La iglesia de San Juan es Barroca con almohadillados en el exterior, desde este lugar se ve algún lienzo del muro de la Alcazaba.
Continuamos nuestro recorrido parándonos en plazas, casas como la de Espronceda, para llegar a la Catedral. Presenta una estructura de fortificación, con potentes contrafuertes, posee 4 cubos de sillería y almenas. Fue obra de Juan de Orea, discípulo de Machuca.

 

Se comienza en estilo gótico y se continúa en renacentista. El ábside es poligonal y la torre barroca, del siglo XVII. Entramos, después de larga espera, para encontrar cerrado el coro y el trascoro. En el exterior de la Catedral nos llamaron la atención las numerosas cabezas de león repartidas por los muros.

 

Seguimos hacia la iglesia de San Pedro, pero estaba cerrada al igual que el aljibe. Entramos en el convento de Sto. Domingo, que se realizó por mandato de los RRCC. en 1490, en estilo gótico. Con posterioridad fue reconstruida, y en la actualidad se encuentra la imagen de la patrona de la ciudad, la Virgen del Mar.

Continuamos callejeando para llegar a la antigua Rambla, hoy estupenda avenida, que desemboca en la Puerta del Mar que abre a la zona portuaria, en la que se ha dispuesto una fuente formada por pequeños surtidores, tantos como pueblos tiene la provincia. Y con ello damos por terminado el recorrido oficial para luego empezar el del “ pescaito”.

A la mañana siguiente salimos hacia los Millares. El recorrido es minucioso, aunque el calor hace que en algún momento escaseen las fuerzas y decaiga la atención.
El lugar del asentamiento de los Millares fue descubierto al trazar el ferrocarril. Allí trabajaron Siret, Boch Gimpera, Arribas, Almagro, etc. Lo primero en visitar fue una maqueta, una gran foto del asentamiento y la vitrina con copias de distintas piezas arqueológicas allí encontradas. Entramos en el recinto que consta de trece fortines, un poblado y una necrópolis. La datación, según el C14 y por los objetos encontrados: peines de hueso, cerámica, ídolos…, se sitúa en torno al 3200 a.C en los primeros momentos. El yacimiento se extiende entre el Neolítico y el Cobre Final. En el período del Cobre Antiguo se han descubierto poblados, fortificaciones y tholos. El Cobre Pleno, coincide con su momento de apogeo, para en el Cobre Final, hacia el 2400-2200, ser abandonado el lugar sin que se tenga constancia de si lo hacen por causas naturales o por problemas locales.

El poblado está rodeado por tres líneas de murallas concéntricas. Una exterior con dos puertas de acceso donde se observan restos de cabañas muy próximas a la muralla. La segunda, en la zona norte cuenta con una alternancia de torres con estructuras cuadradas y circulares, y en la zona sur la muralla atraviesa dos vaguadas. Fue la única zona que estuvo ocupada todo el tiempo, disponía de casas cuadradas, cabañas y talleres metalúrgicos.

Junto al poblado se ubica la necrópolis, integrada por ochenta sepulturas colectivas, que se agrupan según las categorías sociales. Las hay de cámara circular o tholos, de techumbre plana y megalíticas ortostatos. Es posible visitarlas.

Hace mucho calor, algunos visitan el Centro de Interpretación y otros vuelven al punto de partida. Se da por terminada la visita, nos vamos a comer y reanudamos la vuelta, que resultó tranquila llegando al destino a la hora prevista.